El 22 de diciembre pasado, el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Leopoldo Llanos Sagristá, sometió a proceso a 16 miembros del Ejército en retiro como responsables de los delitos de secuestro calificado y aplicación de tormentos en contra de Luis Alberto Corvalán Castillo, ilícitos perpetrados entre septiembre y noviembre de 1973, en el Estadio Nacional, recinto deportivo utilizado como centro de detención en la época de los hechos.
En la resolución (causa rol 3210-2009), el ministro en visita procesó como autores de secuestro calificado y cómplices de aplicación de torturas a:
- Pedro Espinoza Bravo
- Luis Sáenz de Tejeda
- Francisco Herrera Latoja
- Napoleón Bravo Flores
- Leopoldo Moya Bruce
- Raúl Jofré González
- Hernán Chacón Soto
- Patricio Vásquez Donoso
- Francisco López Oyarzún
En tanto, Rafael González Verdugo fue procesado como cómplice del delito de secuestro calificado.
Además, el ministro encausó como autores del delito de aplicación de tormentos y como encubridores de secuestro calificado a:
- Eugenio Covarrubias Valenzuela,
- Jaime Ortiz Jorquera,
- Federico Antilén Nahuel
- Luis Zamorano Soto .
En el caso de los doctores Ricardo Winston Sepúlveda Díaz (internista) y Jaime Fernando Amor Lillo (cirujano y ginecólogo) fueron encausados como cómplice y encubridor de aplicación de tormentos, respectivamente.
En la etapa de investigación, el ministro de fuero logró determinar que la víctima, Luis Alberto Corvalán Castillo –hijo del entonces secretario general del Partido Comunista y senador de la república Luis Corvalán Lepe – fue detenido en un operativo militar realizado el 14 de septiembre de 1973, en el sector de las Torres de San Borja, en el centro de Santiago.
Sus captores lo trasladan hasta el Estadio Nacional, recinto de detención donde fue sometido a torturas en el sector del velódromo. A mediados de noviembre de 1973, Corvalán Castillo fue trasladado al centro de prisioneros montado en la ex salitrera “Chacabuco“, en la Región de Antofagasta.

Señala el fallo que Luis Alberto Corvalán Castillo, 25 años (al momento de su captura), ingeniero agrónomo, casado con Aida Ruth Vuskovic Céspedes, un hijo, fue duramente torturado en el Estadio Nacional solo por el hecho de ser hijo del secretario del PC. Las torturas mas intensas le fueron aplicadas a mediados de octubre de 1973 en el velódromo del estadio, quedando de extrema gravedad.
Según declaraciones del testigo Vladimir Eichim Roitman, concuñado de Luis, fueron detenidos juntos. Primero los golpearon carabineros el día 15 de octubre. El mismo día, funcionarios del ejército golpearon a Luis en unos cuartos bajo la marquesina. La tercera vez fue el 8 de octubre en el velódromo, en el “caracol sur”. Fue la más dura. Las torturas duraron desde las 11 am hasta las 17 pm, las que fueron oídas por Eichim, quien señaló haberlas escuchado entre 8 y 12 veces y que quien las comandaba era un médico, por el lenguaje que utilizaba. A Luis le aplicaron golpes y corriente eléctrica y posteriormente lo dejaron en una frazada bajo el sol, inconsciente. Luego a cuatro prisioneros se les ordenó moverlo a la cancha y allí permaneció por media hora más. Un sargento con cuatro prisioneros uruguayos lo llevaron a camarines de extranjeros para evitar lo siguieran torturando. El 15 de octubre, ambos fueron llevados a torturas nuevamente, pero de menor magnitud.
De acuerdo a la querella del programa de Ley 19.123 del Ministerio del Interior que el 14 de octubre de 1973, Luis fue intensamente torturado durante 7 horas, participando miembros de la FACH, del Ejército, de Carabineros y civiles, entre ellos un médico.
El doctor Ricardo Sepúlveda Díaz era quien participaba en las sesiones de tortura y aplicaba pentotal a las víctimas para reanimarlas, según declaración de la periodista francesa Pascale Bonnefoy Miralles, que entrevistó al oficial del Ejercito Patricio Carmona, el cual identificó al profesional de la salud.
Según declaraciones de la hermana de Luis, María Victoria Corvalán Castillo, su madre, que iba todos los días al Estadio Nacional y entraba porque tenia una amiga en la Cruz Roja, vio a su hijo desgastado, herido y en el suelo al salir de una sesión de tortura. A Luis le habían aplicado corriente en los testículos, golpeado y mojado, ya que al parecer, así se le hinchaba el cuerpo y se le provocaba mayor dolor. Desde este recinto fue enviado a “Chacabuco” donde estuvo mucho tiempo, luego a “Tres Álamos”.
En su paso por “Chacabuco”, estuvo recluido junto al cantautor Ángel Parra. Luis grabo clandestinamente un casete con ocasión de la liberación de 45 detenidos en recinto. En este lugar, también fue duramente torturado y obligado a realizar trabajos forzados.
Fue liberado el 30 de julio de 1974, pero expulsado del país, trasladándose primero a México donde se reencontró con su cónyuge, quien también había estado detenida en el Estadio Nacional. Posteriormente se radicó en Bulgaria donde doctores constataron que sufría graves secuelas de las torturas a las que fue sometido en Chile.
Falleció el 26 de octubre de 1975 en la ciudad de Sofia, (capital de Bulgaria) debido a una insuficiencia aguda-vascular producto del “gran desgaste físico y psíquico resultante de las torturas y represiones que experimento”, detalla el informe médico. Si bien tenía una enfermedad vascular previa, esta estaba controlada pero se agravó con los vejámenes que padeció.

Su hermana María Victoria atestiguó que la noticia de la muerte de Luis le fue dada a su padre estando este recluido en Tres Álamos (también estuvo detenido en la Escuela de Infantería de San Bernardo, en la Isla Dawson y en los campos de concentración de Ritoque). Tras su liberación, la familia se fue a Moscú, donde estuvieron exiliados por 14 anos, con prohibición de retorno, regresando en 1988 cuando se alzó dicha prohibición.
Durante su exilio y a pesar de su delicado estado de salud, Luis decidió denunciar “el infierno que vivía el pueblo chileno y las atrocidades que soportaron los presos políticos de la Dictadura, entre los cuales se encontraba su padre, Luis Corvalán Lepe. Fue invitado por organizaciones solidarias de diversos países del mundo, participó en cientos de manifestaciones, conferencias de prensa, charlas y debates. Cuando su salud se deterioró, fue internado en un sanatorio búlgaro” donde avanzó en su libro “Viví para contarlo” (nota del editor del citado libro vía Gustavo Ruz Zañartu), cuyo prologo fue escrito por Gladys Marín en 1977, mientras era Secretaria General de las Juventudes Comunistas de Chile.
Fuente: Poder Judicial
Debe estar conectado para enviar un comentario.