(Por Nicole Sandoval Cañas)
El veganismo es un principio ético que rechaza la explotación de los demás animales para fines humanos. El término fue creado por Donald Watson en 1944, para diferenciar el vegetarianismo (que es una dieta) de un principio que se abstuviera del consumo absoluto de animales no humanos. La definición oficial fue aclarada por Leslie Cross, publicada en 1951 por la Vegan Society. El veganismo busca la liberación de los demás animales de la dominación humana.
El veganismo reconoce el valor intrínseco y la calidad de persona de los animales no humanos. Es un principio que da tratamiento al prejuicio especista: la idea de que los demás animales existen para nuestro servicio, ignorando sus intereses y reduciéndolo a recursos para nuestro propio beneficio, por no pertenecer a la especie humana. Quienes acepten dicho principio son “veganos”, todo lo demás es simplemente coherencia, los veganos rechazamos la explotación de los animales no humanos, por tanto, en nuestra vida cotidiana no somos partícipes de la causa directa de su explotación.
Resulta bastante lógico oponerse a la explotación animal no humana en sí misma, porque viola el principio de identidad de la lógica. Ellos son sujetos, no objetos. Se les trata como medios o recursos para nuestros fines, ignorando su capacidad de sentir, su voluntad y sus intereses. Se diferencian de las cosas u objetos porque pueden sentir, valoran su propia existencia, tienen conciencia de sí mismos y, al igual que nosotros, no quieren estar sometidos a la voluntad de otros. Los animales no humanos valoran su vida y su integridad física, aunque nadie más lo haga.
El veganismo es una extensión del principio de igualdad y tiene como base el principio de igual consideración, es decir, los intereses iguales o similares deben ser tratados de la misma manera, sin importar la raza, sexo, condición económica o especie del individuo. Ellos poseen los mismos intereses básicos que los humanos: el interés por vivir, el interés por no sufrir y el interés por vivir en libertad, por tanto, no hay razón para negarles los mismos derechos fundamentales que reconocemos en los humanos, si son los mismos intereses.
Los humanos que explotan a los demás animales no son malas personas o tienen una maldad intrínseca, pues fueron educados o adoctrinados en la cultura especista, de igual forma como fueron educados, por ejemplo, los racistas o sexistas. Tal como mediante la educación son inculcados los prejuicios, por medio de la educación estos pueden erradicarse. Por tanto, para abordar el problema del especismo en nuestra sociedad, así como de cualquier otro prejuicio, es necesaria la educación.
¿Es compatible la práctica del veganismo en nuestra vida diaria?
Absolutamente. De igual forma como es compatible respetar a las mujeres, a la gente de piel negra o a los homosexuales, también es compatible respetar a otros animales. Simplemente se requiere información para llevarlo a cabo.
En el ámbito de la alimentación, no hay ninguna necesidad de utilizar otros animales para obtener los nutrientes que requerimos. La alimentación 100% vegetal está respaldada por numerosas instituciones o asociaciones de la salud, entre ellas, la ADA (Asociación Americana de Dietética) la más importante del mundo, que reúne a más 75 mil profesionales de la salud. Se ha respaldado de forma científica la alimentación 100% vegetal, sólo requiere una planificación adecuada e informarse de manera básica sobre nutrición.
En el ámbito de la vestimenta, entretención o consumo de productos testeados, es completamente reemplazable por productos sintéticos, orgánicos o actividades que no involucren la utilización de animales no humanos. Por tanto, no existe una necesidad real de explotarlos y aunque existiese una necesidad, no está justificado moralmente someterlos a nuestra voluntad, de la misma forma como no está justificado someter a humanos, aunque esto signifique beneficiarnos.
¿Cuál derecho deberíamos otorgar a los animales no humanos?
En el análisis del profesor y abogado estadounidense Gary Francione, todos los animales sintientes (humanos y nohumanos) tienen el derecho fundamental a no ser propiedad de los humanos, esto se deriva del principio fundamental de la lógica. Si los humanos tienen el derecho a no ser propiedades (esclavos o meras mercancías) ¿por qué negar ese derecho fundamental en los demás animales? En eso consiste el principio de igual consideración, los intereses iguales o similares deben ser tratados de la misma manera, sin importar la raza, sexo, condición económica, orientación sexual o especie del individuo. Los animales no humanos no tienen interés en ser propiedades de los humanos, no quieren estar sometidos a la voluntad de los humanos, por tanto, negar este derecho fundamental supone una discriminación arbitraria y una flagrante violación al principio de igualdad.
Los animales no humanos no dan su consentimiento para que los utilicemos para nuestros fines, ellos no quieren ser pruebas de experimentos, trabajos forzosos o ser masacrados en los mataderos. Tenemos el deber moral de respetarlos y tratarlos lo que realmente son, personas no humanas.
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